domingo, 24 de enero de 2016

LEYENDA JAPONESA DE LA SEMANA MUJINA O EL NOPPERA BO EL FANTASMA SIN ROSTRO

                                          
El Noppera-Bo es descrito como un fantasma sin rostro en el folklore japonés, donde a veces se les refiere  como "mujina".


De acuerdo al mito, el Noppera-Bo  es un ser de apariencia aterradora, pero por lo regular inofensivo.
Aparecen como personas familiares a sus víctimas, para luego transformarse, haciendo que sus facciones y rasgos desaparezcan, dejando su rostro como una limpia masa de piel.
Los Noppera-Bo aparecen en el folklore japonés, pero hay una leyenda urbana que resulta relativamente perturbadora, y que ha sido contada en manga, anime y en películas a lo largo de los últimos cincuenta años: La leyenda de la Mujina del camino Akasaka.

                                         
En el camino Akasaka, en Tokio, existe una pendiente llamada Kii-no-kuni-zaka, que significa "la pendiente de la provincia de Kii", y en la cual, en uno de sus costados, existe un foso antiguo, profundo y muy ancho con paredes verduzcas por el moho que se alzan hacia un área de jardines, y del otro lado del camino se extienden las largas y enormes paredes de un palacio imperial.
Los registros históricos dicen que antes de que existiera iluminación en las calles, este vecindario era increíblemente solitario tras el anochecer, y que los peatones preferían rodear la colina y andar por kilómetros en lugar de bajar o subir solos por la Kii-no-kuni-zaka.
Todo porque había una Mujina que caminaba de vez en cuando por ahí.


El último hombre que vió a la Mujina, era un viejo mercader del área Kobayashi, que murió en los sesenta y narraba su aterradora experiencia con una Mujina...

"Una noche al atardecer, estaba subiendo a toda prisa por el Kii-no-kuni-zaka, cuando percibí a una mujer agachada cerca del foso, solitaria y llorando amargamente. Temí que tuviera la intención de ahogarse a sí misma, así que me detuve a ofrecerle cualquier tipo de consuelo o asistencia disponible en mis manos.
Era delgada y vestía elegantemente, y su cabello estaba peinado como el de una joven de buena familia. 'O-jochu', exclamé acercándome - '¡O-jochu, no llores así!... dime qué tienes, y si puedo ayudarte de alguna forma, estaré feliz de hacerlo.'

Pero ella continuó llorando, ocultando su rostro con una de las mangas de su kimono.

'O-jochu' - dije de nuevo, tan gentilmente como pude - 'por favor, por favor, ¡escúchame! ¡este no es lugar para una dama por la noche! No llores, ¡te lo imploro! ¡Solo dime como puedo ayudarte!'

La joven se puso de pie lentamente, sin dejar de llorar, con el rostro oculto tras su manga. Le puse una mano en el hombro con suavidad y supliqué:

'¡O-jochu! ¡O-jochu!... escúchame, solo por un momento... O-jochu, ¡O-jochu!'

La O-jochu entonces se giró, dejó caer su mano y se frotó la cara con la mano. Entonces pude ver que no tenía ojos, nariz o boca. Y entonces grité, y corrí a la cima de Kii-no-kuni-zaka, y todo era oscuridad y vacío frente a mí; pero jamás miré hacia atrás, así que continué hasta que ví una linterna.
Era solo la linterna de un vendedor de Soba, que tenía su local al lado del camino, pero cualquier luz y cualquier compañía humana estaban bien tras la experiencia, así que me tiré a los pies del viejo vendedor, llorando.

'¿Qué pasó? ¿Qué tienes? ¿Quién te lastimó?' preguntó el vendedor.

'No, nadie. Solo... ¡Aa! ¡Aa!'

'¿Solo te asustó?' preguntó el vendedor de forma poco simpática. '¿ladrones?'

'No, ladrones no!' grité 'Vi... vi... vi a una mujer cerca del foso... y ella me enseñó... ¡no puedo decirte qué me enseñó!'

'Eh, ¿era algo así lo que te eneñó?' preguntó el vendedor, frotándose la cara que rápidamente se volvió como un huevo, y simultáneamente la luz se apagó."

Aunque claro, parece que las Mujinas o Noppera-Bo no se encuentran limitadas a Japón, pues en Hawaii se reportó a finales de los cincuenta, la aterradora historia del encuentro de una mujer con esta criatura en los baños de un local.



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