Los tatamis se emplean para revestir los suelos de las habitaciones de estilo japonés en los hogares, en los ryokan, los restaurantes, los templos budistas y las salas para la celebración de la ceremonia del té, entre otros. Originarios de Japón, constituyen un elemento indispensable en el día a día más tradicional del pueblo de este país, ya que es posible sentarse directamente sobre ellos, o colocando un cojín, e incluso dormir extendiendo un futón.
Como esta hecho??
En Japón, los suelos se revisten tradicionalmente con tatamis. En la actualidad, los hogares del país cuentan con habitaciones tanto de tatami como de ceramica, siendo las primeras de estilo japonés. Además, los tatamis se emplean en las estancias donde se lleva a cabo la ceremonia del té. Por norma general, tienen 182 centímetros de largo y 91 de ancho; para revestir una habitación se suelen utilizar entre tres y ocho tatamis. Cada tatami consta de tres partes: tatamidoko (interior), tatamiomote (exterior) y tatamiheri (lateral).
El tatamidoko es una plancha con un grosor aproximado de 5 centímetros que se elabora tejiendo paja de arroz. Sin embargo, en los últimos años, problemas como la caída del suministro de paja y la proliferación de moho y ácaros por el uso de este material se han traducido en un uso extendido del poliestireno extruido y las fibras blandas.
El tatamiomote se elabora con tallos de junco. Los juncos son la urdimbre que se trama con hilos de cáñamo o seda. Recientemente se utiliza también papel o plástico, además del junco, que en muchos casos procede de China por su precio asequible. Cuando el tatami es nuevo, destaca por su verdor y su aroma, pero el color se va desgastando con el uso. Si la superficie sufre daños, esta se puede revestir, de modo que es posible utilizar el mismo tatami durante decenas de años.
El tatami es relativamente elástico y destaca por su capacidad de aislamiento térmico, así como por la comodidad de poder caminar descalzo sobre él y su utilidad para regular la humedad.
El tamaño
Los tatamis suelen ser rectangulares, aunque también existen cuadrados. Respecto al tamaño, este difiere ligeramente en función de la región, si bien en la actualidad suelen emplearse modelos de pequeñas dimensiones en los apartamentos y otras viviendas. En muchos casos, se utiliza el número de tatamis para expresar la extensión de un cuarto. Por lo general, las habitaciones de estilo japonés suelen ser de 3, 4, 5, 6 y 8 tatamis.
La historia
Aunque muchos aspectos de la cultura japonesa proceden de China, se cree que el tatami se originó en el archipiélago nipón. El tatami más antiguo de Japón que se conserva a día de hoy data de mediados del siglo VIII y se conserva en el Shōsō-in, un edificio del templo Tōdai, en Nara.
En el período Heian (794-1185), los tatamis se empleaban en las residencias de los nobles; se colocaban a modo de cojín o cama, según fuera necesario, sobre los suelos de madera. Su uso se extendió desde finales del siglo XII hasta mediados del siglo XVI, del mismo modo que se emplean en la actualidad, esto es, para revestir el suelo en su totalidad. Las clases populares comenzaron a utilizarlos a mediados del período Edo (1603-1868). Los tatamis llegaron a todos los pueblos agrícolas a partir de la era Meiji (1868-1912).
El presente
Tras la Segunda Guerra Mundial, los japoneses occidentalizaron sus costumbres, pero las habitaciones con tatami siguieron constituyendo el núcleo de las viviendas durante muchos años. Los hogares en los que se prescindía de estas estancias comenzaron a proliferar en torno a 1990, época en la que el parqué cobró popularidad.
Según una asociación de la prefectura de Kumamoto –la primera del país en producción de junco– dedicada a la venta de este material, la demanda de tatamiomote se ha reducido hasta un tercio, esto es, de 45 millones de unidades en 1993 a 14,9 millones en 2012.
Los futones se colocan sobre el tatami a la hora de dormir. Durante el día, se guardan en el armario empotrado.
Sin embargo, las habitaciones de ceramica pueden resultar frías y su suelo, ruidoso, de ahí que recientemente haya resurgido el tatami. Los nuevos modelos, coloridos, están cobrando popularidad; también se colocan los tatamis directamente sobre la madera y se fabrican con otros materiales aparte del junco.
El tatami, que se transforma en silla o cama colocando sobre él un cojín o futón, permite llevar una vida simple sin apenas muebles. Si se pone cuidado en la elección de los materiales empleados en su elaboración, todos ellos se podrán biodegradar cuando uno se quiera deshacer de él. Se trata de un material de construcción inocuo con el medio ambiente.
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