martes, 6 de marzo de 2018

HISTORIA DEL SUMO EN JAPON




Aunque el sumo no sea en la actualidad el deporte más popular entre los aficionados japoneses no cabe duda de que el sumo es el deporte nacional de Japón y aunque el sistema que se usa en la actualidad ya no tiene nada que ver con lo que se hacía en la antigüedad, el estilo de lucha y los rituales que la acompañan se vienen utilizando desde tiempos inmemoriales. Y es que todo lo que acompaña al sumo se pierde en las más ancestrales tradiciones niponas. Conozcamos, pues, la historia del sumo hasta nuestros días.



Las antiguas leyendas niponas relatadas en el Kojiki ya nos hablan de un combate de sumo que tuvo lugar hará unos 2.500 años y que enfrentó a los dioses Takemikazuchi y Takeminakata por la posesión de las islas japonesas y por obtener su supremacía. La victoria del primero hizo que el archipiélago fuese cedido a los hombres que este dirigía para que gobernaran el territorio, siendo esta leyenda la que se ha utilizado para legitimar la ascendencia divina del Emperador del Japón.

Como quiera que los japoneses no tuvieron ningún documento escrito hasta el siglo VIII es imposible saber, exceptuando por este tipo de leyendas, exactamente cuando se originó el sumo en Japón. Sin embargo, las pinturas de las viejas murallas indican que sus orígenes son muy antiguos. Precisamente gracias a estas pinturas se puede aventurar que el sumo parece que se realizaba en rituales agrícolas para implorar buenas cosechas.

El sumo en aquellos primeros tiempos tendía a ser violento, sin presas prohibidas, una verdadera lucha hasta el final. En el Nihon Shoki (Crónicas de Japón), libro escrito en el año 720 de nuestra era, aparece mencionado que el primer combate de sumo entre humildes mortales se realizó en el año 23 a.e.c. Se dice que el Emperador Suinin (29 a.e.c.-70 d.e.c.) hizo una especial petición a Nomi no Sukune, un alfarero de Izumo, para que luchara contra Taima no Kehaya, un matón de la actual Nara. Los dos lucharon durante unos instantes hasta que Sukune finalmente lanzó varios devastadores golpes sobre el estómago y el plexo solar de Kehaya, que quedó mortalmente herido. Desde entonces Sukune ha sido inmortalizado como “El padre del sumo”.

Sin embargo hay que esperar hasta el año 642 para encontrarnos con el primer combate de sumo históricamente autentificado, cuando la Emperatriz Kogyoku (que estuvo en el trono entre 642 y 645) hizo que sus guardias de palacio practicaran sumo para entretener a los enviados de la Corte de Paekche (Corea). Asimismo, anotaciones posteriores mencionan cómo el sumo era practicado en las funciones de la corte imperial, incluyendo las ceremonias de coronación. La costumbre del tenranzumo (sumo en presencia imperial) se mantiene aún en el presente, aunque lógicamente de forma diferente, pero siempre que el emperador está presente, los rituales de entrada al dohyō o ring se realizan sin darle nunca la espalda.


Durante el reinado del emperador Shomu (en el trono entre 724 y 749), muchos luchadores o sumotori fueron reclutados por todo el país para practicar sumo en el jardín del Palacio Imperial en una festividad llamada sechie y que se celebraba cada año en el séptimo díaa del séptimo mes lunar (aproximadamente en el mes de agosto según el calendario actual). Gracias al sechiezumo, el deporte se expandió desde ser un simple ritual agrario para convertirse en un ritual utilizado para rezar por la paz nacional y por la prosperidad de la sociedad japonesa.

Al final del siglo VIII, el emperador Kanmu (r. 781-806) hizo del sechiezumo un acontecimiento anual en su corte, costumbre que se perpetuó hasta el Periodo Heian (794-1185). Durante el reinado del emperador Saga (r. 809-823) la práctica del sumo fue fomentada como un arte marcial, estableciéndose reglas y refinándose las técnicas.

Después del establecimiento del primer shogunato en Kamakura desde 1185 hasta 1392, el sumo comenzó a ser practicado como un arte marcial más por las clases guerreras. Minamoto no Yoritomo (1148-99), el más famoso shogun de la época, fue de hecho un gran aficionado al sumo.



Oda Nobunaga (1534-82), gran señor feudal, era particularmente aficionado al sumo. En febrero de 1578 reunió a cerca de 1.500 sumotori de todo el país para realizar un torneo en su castillo. Hasta entonces no había límites definitivos en la arena en donde el sumo se practicaba y el espacio era delimitado simplemente por la gente que les rodeaba formando un círculo mientras miraban el combate o esperaban su propio turno para luchar. Según se dice, a consecuencia de la gran cantidad de luchas que habían de celebrarse en el mismo día en el castillo de Nobunaga, se pintaron unos límites circulares en el suelo para acelerar los combates.

Hasta el inicio del Periodo Edo (1603-1867), muchos daimyo o señores feudales empezaron a patrocinar a los sumotori más fuertes. Estos no sólo recibían un generoso estipendio sino que recibían el status de samurái. También llevaban puestos ceremoniosos delantales labrados con el nombre de su señor feudal. Como el patronaje garantizaba una buena vida, muchos prometedores rikishi o sumotori rivalizaban con otros en el ring para conseguir que un daimyo les echara el ojo. Las clasificaciones ponían el nombre del feudo al cual servían en vez de su lugar de nacimiento, algo que algunas veces se sigue haciendo en la actualidad cuando se anota la prefectura del registro familiar en vez del lugar de nacimiento. Durante el Periodo Edo se inició el sistema de clasificaciones.



Con el fin de este sistema y de la era Tokugawa, los luchadores comenzaron a construir sus propias viviendas colectivas en las ciudades, las actuales heyas. Al tipo de sumo que se realizaba para conseguir fondos para su construcción se le empezó a llamar kanjinzumo, lo que en principio venía a decir que los combates se realizaban para recolectar donaciones para la construcción o reparación de altares, templos, puentes y otras obras públicas. Pero lo cierto es que parte del dinero también se usaba para pagar a los luchadores, muchos de los cuales eran ronin o samuráis sin ocupación tras las reformas realizadas en todo el país durante la era Meiji. A la hora de la verdad, el dinero recogido se usaba principalmente como salario para los sumotori.

La actual Asociación Japonesa de Sumo (constituida en 1927) es el resultante de la unión de las dos asociaciones más fuertes existentes en la época, la de Osaka (que ya anteriormente se había fusionado con la de Kioto) y la de Tokio. Esta asociación es la encargada de preservar las antiguas tradiciones hasta los tiempos modernos. Como ejemplo de ello tenemos el tejado suspendido sobre el dohyō con forma de un antiguo templo divino o la vestimenta del árbitro, que simboliza al traje de caza de un guerrero japonés del pasado.


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