Nadie puede negar la belleza de los Sauces. Adornan y acompañan en hermosos jardines ofreciéndonos su sombra fresca en los días de verano. Pero en Japón, donde los sauces son arboles usados como frecuentemente adorno de avenidas y lugares mágicos saben muy bien que las apariencias pueden engañar y es en ese punto donde empieza nuestra historia.
Según la creencia popular en la cultura nipona, los arboles son el refugio o la personificación de un Yokai conocido por todos la llamada Yanagi Ona, o Dama del sauce y por ello se cuidan de molestar cerca del árbol o infligirle daño alguno.
Hace unos mil años se fundo el templo San -ju- san- gen- Do significa sala de treinta y tres espacios y se dice que hoy en el templo hay mas de 33,333 figuras de la diosa Kwannon, diosa de la misericordia. Cuenta la historia que en un joven granjero que llego a enamorarse de un majestuoso sauce que crecía cerca de su casa.
A menudo el pasaba horas tendido bajo el árbol, para hacerle compañía hasta que un día apareció una misteriosa mujer, debajo de su amado sauce, que respondía al nombre de Higo. Era una misteriosa muchacha solía encontrarse con Heitaro, y finalmente ella prometió casarse con el si no hacia preguntas sobre sus padres o amigos No Tengo ninguno dijo ella, solo puedo prometerte ser una esposa buena y fiel y decirte que te quiero con todo mi corazón.
Inmediatamente los jovenes se enamoraron y se casaron, y fruto de su amor Higo dio a luz un hermoso niño Chiyodo.
Vivieron felices pero esa felicidad no duro para siempre pues hasta que una orden del emperador proclamo que debía talarse el sauce del camino para construir un templo. Llego la hora fatal ella le dijo a Heitaro Mi querido marido dijo con voz ahogada te ruego escuches lo que debo decirte no dudes de mi y no es un sueño. Yo soy el espíritu del sauce y por desgracia ha llegado mi hora de partir.
Tengo que dejar a mi querido hijo dile que tuvo una madre que ya no esta en este mundo. Consuela le querido esposo.
Nada mas sentir el primer hachazo , Higo se estremeció de dolor y corrió hacia fuera antes la mirada atónita de su esposo.
Vivieron felices pero esa felicidad no duro para siempre pues hasta que una orden del emperador proclamo que debía talarse el sauce del camino para construir un templo. Llego la hora fatal ella le dijo a Heitaro Mi querido marido dijo con voz ahogada te ruego escuches lo que debo decirte no dudes de mi y no es un sueño. Yo soy el espíritu del sauce y por desgracia ha llegado mi hora de partir.
Tengo que dejar a mi querido hijo dile que tuvo una madre que ya no esta en este mundo. Consuela le querido esposo.
Nada mas sentir el primer hachazo , Higo se estremeció de dolor y corrió hacia fuera antes la mirada atónita de su esposo.
Cada golpe le provocaba un tremendo sufrimiento y acabo muriendo mientras el sauce caía sin vida. Ella era el propio árbol,
Ya mas tarde al romper el día Heitaro cogió a Chiyodo de la mano y lo llevo al árbol. Al llegar lo encontraron caído y con sus ramas podadas. Los sentimientos de Heitaro estaban destrozados.
Nadie podía levantar el tronco ni los hombres mas fuertes del pueblo en eso Heitaro se dirigió a los hombres y les dijo El tronco muerto del árbol que están intentado mover contiene el espíritu de mi esposa. Quizá si permiten que mi hijo Chiyodo les ayude sera mas fácil. Los leñadores estuvieron de acuerdo y fue así la madera se deslizo fácilmente hasta el río mientras su padre canta en honor a su esposa.
Yanagi onna, el espíritu del sauce que amó,
Ya mas tarde al romper el día Heitaro cogió a Chiyodo de la mano y lo llevo al árbol. Al llegar lo encontraron caído y con sus ramas podadas. Los sentimientos de Heitaro estaban destrozados.
Nadie podía levantar el tronco ni los hombres mas fuertes del pueblo en eso Heitaro se dirigió a los hombres y les dijo El tronco muerto del árbol que están intentado mover contiene el espíritu de mi esposa. Quizá si permiten que mi hijo Chiyodo les ayude sera mas fácil. Los leñadores estuvieron de acuerdo y fue así la madera se deslizo fácilmente hasta el río mientras su padre canta en honor a su esposa.
Yanagi onna, el espíritu del sauce que amó,
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