Todas las culturas tienen su propia manera de lidiar con lo sobrenatural, sin embargo, no cabe duda de que los japoneses son uno de los pueblos más creativos a la hora de realizar esto. Una de sus leyendas más particulares es la de los Jinmenken, o perros con rostro de persona.
Los orígenes de la leyenda se pueden rastrear al siglo XVI, cuando las personas empezaron a clamar la aparición de estos personajes en las calles de las ciudades y en las provincias del Japón medieval. Sin embargo, la leyenda del jinmenken cruza el tenue umbral de la realidad, pues su existencia está documentada incluso por zoólogos que visitaban las ferias itinerantes japonesas, donde especímenes disecados y, en ocasiones, vivos, se presentaban ante los visitantes curiosos.
Los Jinkenmen pueden hablar, aunque de acuerdo con la leyenda en general pedirán que se les deje tranquilos, siendo extremadamente rara la circunstancia que llevaría a uno de ellos a conversar con un ser humano. Su mirada presenta un aire lúgubre, como si lo embargara la nostalgia por un lugar olvidado, lo que impresionaba fuertemente a los visitantes que afirmaban que verlo a los ojos los dejaba con una sensación de desasosiego, como si parte de la tristeza del Jinkenmen se transmitiera a su interlocutor. De aquí, seguramente, surgió la leyenda de que los Jinkenmen se presentan como augurios de futuras catástrofes.
Algunos afirman que las criaturas que se presentaban en las antiguas ferias no eran más que perros ordinarios cuyas partes corporales habían sido alteradas, sin embargo, los testimonios de quienes los vieron indican que ninguna sutura, cicatriz o herida era visible y que la cara se asemejaba sorprendentemente a la de un humano. Sin embargo, ninguno de ellos escuchó hablar al Jinkenmen cautivo… algo que no es extraño dentro de la tradición, que establece que son animales tímidos y que no buscan el contacto con los hombres.
La historia de los Jinkenmen no desapareción con la modernización de Japón. En 1980 hubo repetidos testimonios de personas que aseguraban haber visto a una de estas criaturas rondando los callejones oscuros del distrito Shibuya, en Tokio. Muchos otros lo han visto persiguiendo vehículos que ruedan solitarios por las avenidas en la madrugada – aunque se asegura que lo hacen solo jugando – mientras emiten sonidos guturales que asustan a los conductores.
Son muchas las teorías sobre el origen de la leyenda, algunas más creíbles que otras. Por una parte, se asegura que los Jinkenmen son el resultado de experimentos secretos del gobierno japonés, algo poco probable debido a su existencia desde hace casi 500 años. Así mismo, otros afirman que se trata de espíritus demoníacos que poseen a los animales, y otra teoría propone que son los espíritus de los muertos en los caminos.
Sin embargo, existe una propuesta mucho más realista (y por lo tanto menos entretenida) que afirma que los supuestos Jinkenmen son en realidad macacos japoneses, una especie de primates que habitan en la isla y se parecen mucho a un perro, con un rostro semejante al humano. Estos animales, además, pueden realizar sonidos semejantes a los de los seres humanos, por lo que no resulta sorprendente que los hubieran confundido.
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