domingo, 5 de abril de 2015

LEYENDAS JAPONES EL PRINCIPE SUZANO


                                            

Suzano, hermano de la Diosa del Sol Amaterasu, viajaba cerca del río Hinokami en la provincia de Izumo cuando se encontró con la hija de una pareja mayor que lloraban desconsolados.
 
Suzano preguntó que ocurría, cuando los padres de la joven contestaron que era la última de las ocho hijas que debían de ofrecerle a un terrible dragón de Koshi, y les apenaba de sobremanera perderla, pues cada año el dragón había secuestrado una por una a las demás hermanas...y devorado.
 

                                 

La bestia voladora en cuestión era tan enorme que su cuerpo se extendía por ocho montañas y ocho valles, y los árboles y musgos sobresalían de su escabroso escondrijo. Tenía ocho cabezas retorcidas, con ojos tan rojos como cerezas en invierno en cada una, y un vientre repulsivamente inflamado.
 

                                  
                                 
Ningún mortal podía vencer al monstruo, pero Susano era algo más que un mortal. A cambio de obtener matrimonio con Kushinada-Hime, (princesa), prometió matar al dragón.
 
Suzano transformó a su futura novia Kushinada en un peine inocuo que escondió en su pelo, Susano ordenó a sus padres que prepararan una gran cantidad de sake bien potente y lo colocaran en ocho cubas cuando estuviese listo. Luego contruyó una empalizada alta, atravesada por ocho puertas, detrás de las puertas había un banco largo y en cada uno, una cuba de sake. Una vez quedó preparado, Suzano y los padres de Kushinada se escondieron a esperar al dragon.
 

                                                  

El delicioso aroma del sake fue un cebo efectivo, ya que el dragón fue atraído a probar el atractivo líquido tras las puertas. Cada una de sus ocho cabezas se bebieron rápidamente una cuba de sake, y rápidamente, el dragón acabó excesivamente ebrio, tanto que se hundió en el suelo borracho de estupor.
 

                                    
                                               
Suzano aprovechó el momento para salir de su escondite y blandir su espada mandoble hacia el cielo, y cortó la bestia en una infinidad de fragmentos. 
Así termino la vida del dragón de Koshi. Suzano empezó su nueva vida con su esposa Kushinada, y también con una nueva espada, pues en el interior de una de las colas del dragón, Suzano halló una cuchilla afilada maravillosa, la kusa-nagi-no-tachi o espada de dragón que disipaba las hierbas, que después dio a su hermana diosa del Sol.
 
















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